lunes, 24 de octubre de 2011

Auga Meiga

Cuando llegué a Galicia por primera vez, llevaba, como equipaje del alma el "álbum de recuerdos" que hice desde pequeña... en la garganta un nudo de profunda emoción... y una lágrima delatora empañaba mi mirada ansiosa. Allí estaba la vieja aldea de La Guía y allá la casa de mis abuelos - o lo que quedaba de la casa de mi madre en Pontedeva y la habitación en la que nací, y reconozco todos los lugares que guardaba en la lembranza de mi memoria. Ese día, la vetusta capilla de San Verisimo, con sus vibrantes campanadas parecía celebrar mi llegada. Emocionarme hasta lo mas profundo de mi ser con el abrazo apretado y salpicado de lágrimas de esa familia que no había podido estrechar pero que conocía cada uno de sus nombres. Es entonces cuando recibí, lo que he dado en llamar, el bautizo con Auga Meiga, agua nacida de las lágrimas que no se pueden contener. A Terra que me embrujó robándome el alma.

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