jueves, 27 de diciembre de 2012

Pompas de jabón


Un día como hoy, hace muchos años, cuando aún era una niña, reunida la familia por las fiestas de Navidad, no recuerdo quien exactamente fue el encargado de decirme que había sucedido un terrible accidente. Recuerdo la horrible sensación y la incredulidad. Era imposible, los niños no se mueren!. Los niños se caen y se curan con dos besos de mamá. Los niños se enferman y con jarabe y besos se recuperan en pocos días. Estaban todos equivocados! No sabían lo que decían! Quería verlo, quería abrazarlo y besarlo. Cuando su mamá, en la sala de esperas de la clínica, me sentó en sus rodillas y me preguntó si le había visto, si yo estaba jugando con él y todo esto era una gran mentira. Pensé que ella al igual que yo, sabía que esto no podía estar sucediendo. Le dije al oído: vamos a buscarlo y si se ha hecho daño, le das unos besitos y todo se arregla. Esa primera noche soñé con él. Me despertó y nos sentamos juntos sobre mi cama. Me dijo que todo era mentira y que él estaba siempre a mi lado, que nunca me dejaría y que me quería. Desperté con la seguridad de sus palabras. Por la tarde en el cementerio, vestida con aquel lindo vestido que mamá me había comprado para las fiestas y el cual nunca mas quise volver a ponerme,  cuando vi la pequeña urna blanca bajando en ese horrible hueco cavado en la tierra, empecé a correr y las lagrimas no me permitían  ver hacía donde iba, hasta que unos fuertes brazos me detuvieron, me alzaron y me abrazaron con fuerza. 
Han pasado los años, y aún el 27 de diciembre enciendo una vela y asomada a la ventana, lanzo pompas de jabón hacia el cielo igual que hacíamos juntos mientras dedicábamos cada pompa a nuestros seres queridos. Estas van por ti...


domingo, 9 de diciembre de 2012

Salir del anonimato


Se está olvidando el contacto real entre las personas, el intercambio con los demás, nos  convertimos en seres que se centran en su yo;  seres narcicistas, que se olvidan de los demás,  evitamos el contacto y el roce por miedo a defraudar y a sufrir. Esta sociedad está creando criaturas fofas, insípidas, asépticas, que viven a medio gas, en lugar de tirarse al ruedo y comerse el mundo. Hay gente que tiene miedo a sacar sus propias emociones o deseos a la luz, y solo se atreven a hacerlo a través de Internet.
Cuando empiezas a chatear y cruzar información con la gente, tienes la opción de decir la  verdad o mentir. Da la impresión de que muchos no saben desprenderse  de sus objetos mas allegados. Se describen físicamente, pero no se separan de sus coches. Mercedes, Honda, Jaguar... parecen ser unos terceros apellidos. Algunas personas son incapaces de presentarse sin hacer gala  de lo que tienen. En algunos perfiles, las fotos están acompañadas de sus coches, como para molar más o para  atraer más  fácilmente a un posible incauto. Es un poco triste  porque parece que uno no es nadie si no va acompañado  de objetos  materiales. Esto es una muestra de la influencia de la sociedad de consumo.
No se han planteado que la vida tiene otros aspectos  como son los sentimientos, el amor, la pasión...

martes, 27 de noviembre de 2012

El hombre que ya no es

Todos los días, al salir del  trabajo me encuentro con él, como casi todos los días, cabizbajo, tambaleante, sentado  sobre un cartón sucio.  Por compañía un perro, único y mutuo apoyo en aquella completa soledad  y para el cual siempre tiene un gesto de cariño y ternura.  Veo a un hombre que solo es sombra de lo que fue, sea cuál sea ese pasado. Trato de imaginar al bebé, al niño, al adolescente, que tuvo que haber sido hasta encontrarse en la situación actual. Paso a su lado y siempre me regala un 'Buenas tardes" rodeado de una gran sonrisa. Sabe que si puedo, le dejaré unas monedas en su mano. Una compañera me criticaba diciendo: Que trabaje como hacemos todos!. Mi almohada con orejas debe de tener muchos años menos que él, una carrera, experiencia  y lleva mas de dos años sin conseguir trabajo. Y eso que no se limita a buscar en su carrera, no, busca en cualquier cosa, o como el mismo dice: 'en lo que salga'. Pero lo que salga no aparece. Y pienso más  en este hombre y su perro  y me pregunto ¿Dónde  están los servicios sociales, los centros para personas como el hombre que ya no es? Cada enfermo que deambula por las calles es  un desgarro en la conciencia de esta sociedad incivilizada,  insolidaria y de este Estado tan solo preocupado en pagar los intereses de una deuda odiosa,  abusiva y opresiva. En la esquina queda,  cabizbajo un hombre derrotado.

viernes, 27 de abril de 2012

 Tengo la impresión de que este país ha renegado de mi. No quiero regalos, facilidades ni limosnas. Tan sólo oportunidades. El resto ya lo pongo yo.

 

LAS VISITAS