martes, 27 de noviembre de 2012

El hombre que ya no es

Todos los días, al salir del  trabajo me encuentro con él, como casi todos los días, cabizbajo, tambaleante, sentado  sobre un cartón sucio.  Por compañía un perro, único y mutuo apoyo en aquella completa soledad  y para el cual siempre tiene un gesto de cariño y ternura.  Veo a un hombre que solo es sombra de lo que fue, sea cuál sea ese pasado. Trato de imaginar al bebé, al niño, al adolescente, que tuvo que haber sido hasta encontrarse en la situación actual. Paso a su lado y siempre me regala un 'Buenas tardes" rodeado de una gran sonrisa. Sabe que si puedo, le dejaré unas monedas en su mano. Una compañera me criticaba diciendo: Que trabaje como hacemos todos!. Mi almohada con orejas debe de tener muchos años menos que él, una carrera, experiencia  y lleva mas de dos años sin conseguir trabajo. Y eso que no se limita a buscar en su carrera, no, busca en cualquier cosa, o como el mismo dice: 'en lo que salga'. Pero lo que salga no aparece. Y pienso más  en este hombre y su perro  y me pregunto ¿Dónde  están los servicios sociales, los centros para personas como el hombre que ya no es? Cada enfermo que deambula por las calles es  un desgarro en la conciencia de esta sociedad incivilizada,  insolidaria y de este Estado tan solo preocupado en pagar los intereses de una deuda odiosa,  abusiva y opresiva. En la esquina queda,  cabizbajo un hombre derrotado.

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