Me encantan los anuncios de comida dietética. Esas
tres estacas! Flacas como un palo! Comiendo esas barritas integrales, de
digamos... “chocolate” a esas las cogía yo, y las tenía a ensalada y pollo tres
meses, a ver si les daba la risa. Porqué son tan injustos los anuncios? Porqué
ponen a la flaca más flaca, a publicitar comida, para las que como a mí, nos
pirra el chocolate? No se dan cuenta de que hieren nuestros sentimientos? El
sueño de toda mujer, no es, tener un cochazo, o una casa de megalujo.
NOOOOO! Lo queremos es comer lo que
queramos sin engordar, con eso nos conformamos! Y poder restregar a todo el
mundo aquella frase que solo las extramegadelgaldas pueden decir, de como lo
que quiero, y siempre estoy igual!. Esto del peso es horroroso. Mi almohada con
orejas lleva desde siempre a dieta. Esto más que una dieta, empieza a ser, una
condena, coño. En casa lo sufrimos con él. Todos los años la misma promesa:
este año, pierdo los ocho o diez kilos que me sobra.y no hay manera, cuando
muera, en su tumba rezará, aquí yace el hombre al que siempre le sobraron diez
kilos. Me desmoralizo, y más cuando hablamos con la generación de nuestras
madres. Esta generación que está entre los 50 y 65 años, si esa generación en
la que todas y cada una de ellas, te dice eso de: Yo cuando me casé, pesaba 40
kg... Hayyyyyyy dios! Que yo no peso 40 Kg, desde que tengo 12 años, vamos, ni
así¡¡¡ creo que nunca he pesado 40 Kg! Yo pasé directamente a los 50! Y claro,
una hace su regla de tres, y si veo que ahora la generación de los 40 Kg están
hechas unas bolitas, pienso para mis adentros: Joer, si esta se casó con 40 y
ahora puede perfectamente, hacerse pasar por el increíble Hulk y sobrepasa los
90 Kg, qué va a ser de mí? Que me casé con 50!
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