En el edificio Cerdeña en Caracas pase parte de mi infancia. En ese lugar convertimos escaleras y descansillos en hermosos castillos en los que vivimos miles de aventuras. A los 6 años me convertí en princesa de uno de esos castillos, bueno la corona se me calló de sopetón el día que llegó papá y nos encontró desnudas, dispuestas a ponernos las galas para una fiesta que se celebraría en el descansillo del 4º piso. No me quedaron ganas de despelotarme mas, desde ese día salíamos con las galas ya puestas desde casa.Mi edificio, como la mayoría de los que hay en Caracas, semejaban pequeñas organizaciones de países unidos. El Cerdeña o también conocido como la ONU por las diferentes nacionalidades que allí vivíamos. En un principio solo compartíamos las reuniones de vecinos, pero en poco tiempo todas las celebraciones, Navidades, hanuka, Janmastami, bautizos, etc. Las celebrábamos juntos. Esto no parecerá nada extraño, pero tomando en cuenta que cada uno de las viviendas se encontraban ocupadas por una familia de nacionalidad diferente... Los vecinos, al igual que a los parientes, no los podemos elegir. Sólo nos queda suspirar y aguantarlos estoicamente a algunos y a otros disfrutarlos a mas no poder.

Es bonito recodar una infancia tan feliz y relatralo tan bien, dicen que un niño-a feliz sera un adulto feliz.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios "mensajeras" mucho, no es pa tanto pero te lo agradezco un montón.
Besinos.
Ya espero la segunda parte... Por ahora me va encantando el edificio Cerdeña. Besos!
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