jueves, 4 de febrero de 2010

Edificio Cerdeña 4ª parte

En el 6º piso vivía un matrimonio de origen Vasco que había salido de España a causa de la Guerra Civil. Con una casa mas parecida a un museo que a un hogar. Lleno de hermosos objetos, libros y cuadros. Vivian solos y no recuerdo que recibiesen muchas visitas. Gerónimo. Un hombre muy alto (o al menos esa era mi percepción tomando en cuenta que yo no llegaba al metro y medio) Mi padres solían comentar entre cuchicheos que, durante la guerra, fue perseguido por su ideología política- De guerras conocía lo que se veía en las películas o por los comentarios de mi abuelo materno. Así que el tema política y guerra, despertaba mi imaginación. Lo veía como un espía que observaba todos mis pasos y en cuanto me pillase en algo que fuese en contra de sus ideales, vendría con un grupo de hombres uniformados y me detendrían por insurgente. Era un hombre serio con un vozarrón que te hacia temblar solo de escucharlo y en el fondo era un viejito encantador. Siempre elegante e inseparable de su bastón y boina negra. María, su mujer, en cambio, era pequeña delgada y con vientre ligeramente abultado, con olor a dulce. Me parece increíble la memoria de los olores. Con que nitidez la recuerdo, sobre todo cuando entro en una chocolatería, de inmediato la memoria me transporta hasta María, a mi cabeza en su barriga, a sus manos acariciando mi pelo y a su olor a galletas y al chocolate caliente que solía prepararme.
En todas las habitaciones de la casa había libros. Hermosos libros con páginas amarilleadas por el tiempo con fechas de edición que, en muchas ocasiones, superaban con creces los cien años.
Esa casa tenía poder de atracción sobre mí. Muchas veces me escapaba de casa y subía. Me dejaban escoger un libro. Nos acurrucábamos en un viejo sofá a leerlo mientras saboreábamos una rica taza de chocolate caliente.
Recuerdo un día, mis padres, angustiados porque no me encontraban, me buscaron en donde se supone que una niña pequeña podría estar. Aún no conocían mis escapadas al 6º piso, Después de buscarme en todos los rellanos y en las casas en donde vivía mi pandilla, por última opción y sin muchas esperanzas de que allí estuviese, se les ocurrió tocar la puerta de María y Gerónimo. No podían imaginar que ese hogar podría tener algún atractivo para mí.
Pasaron algunos años y mis escapadas se convirtieron en costumbre y después de agradables tardes de libros, galletas y chocolate, llego un triste día…

1 comentario:

  1. ...te sigo en esta mágica historia. Ese piso sexto es todo un hallazgo...

    Besos!!

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