Después de siete días trabajando en mi maravilloso horario partido. Saliendo de casa cuando aún no amanece por completo y regresando cuando el sol ya se ha ocultado, por fin es viernes!
A pesar de que no me espera un fin de semana muy relajado, igualmente me siento feliz. La casa está hecha un desastre, como si un tifón, o mejor dicho, tres tifones, hubiesen cruzado a través de todas las habitaciones. Incluso me he llegado a encariñar con una pelusa que se asoma tímidamente por debajo de un sofá, la he visto crecer día a día y hasta le hemos puesto nombre. Anoche soñé con pelusiña, agazapada bajo el sofá me miraba sonriente guiñándome el ojo. Mañana nos desharemos de ella. Primero el polvo, luego aspirar, después cristales, fregar el parquet, plumero, libros organizados… No nací para limpiar. Prefiero mil veces levantarme bien temprano, hacerme la raya del ojo, ponerme los taconazos e irme a trabajar. No me gusta limpiar, eso está claro, pero me encanta la tranquilidad que me da verlo todo ordenado y limpio.
El sábado me veréis con una uña rota de cuajo, el pelo en una maraña, el chándal lleno de manchas y las manos agrietadas del agua pero con la satisfacción de la labor cumplida.
La la la la la la es viernes!
Y no sabes como te entiendo.
ResponderEliminarBss