domingo, 25 de septiembre de 2011

No es más feliz quien más tiene...



¿Se puede ser adicto al dinero? En principio, la ambición y el deseo de prosperar son algo positivo. El ser humano tiene una especie de gen interno que le lleva a buscar la mejora, y de ahí deriva el desarrollo.

El problema aparece cuando prosperar se confunde con tener más y más y el acumular se convierte en la única meta.

Hemos olvidado que hay cosas que no se pueden comprar, como la amistad, el tiempo ... Por muchos teléfonos que tengas, si no tienes amigos o un rato para llamarlos, de qué sirven?

Las tribus indígenas, esas mismas que tildan de “salvajes” carecen de jefes, lideres, políticos, bancos, bla, bla, bla, y salvo por los garimpeiros mandados por petroleras o incendios producidos por multinacionales, siguen vivos, y felices desde hace años.

Y nosotros matándonos a trabajar para serlo.

Y si fuese verdad que el ser humano, todo ser humano, que lo único que busca es ser feliz y vivir hasta la muerte, pudiese estar en armonía con su entorno si que le informen del Euribor, las ganancias de los bancos, como pensar de una manera o de otra, y sin tanta verborrea y verborrea y parlanchín del tres al cuarto que busca su único beneficio?

No se trata de quedarse quietos sin respirar, sino de prestar atención al impacto de cada gesto y ver si es realmente necesario. Y sobre todo, si es compatible con el resto del mundo.

Quizás en vez de una crisis mundial estemos atravesando una lucidez mental.


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