lunes, 31 de octubre de 2011

Samain


Oíd, esta es una historia antigua, de cuando las historias no se escribían en papel y los hombres nos reuníamos a contárnoslas entorno a las hogueras para ahuyentar el miedo a la noche. Oíd, hoy es Samain, equinoccio de otoño según el antiguo calendario celta. 
Hoy es el día en que hace siglos los habitantes de Europa celebrábamos el fin de año, el fin de la cosecha. Mañana será año nuevo, el comienzo de la oscuridad, el largo y frío invierno acecha. Esta noche. . . Esta noche a caballo entre el año que termina y el que empieza. Esta noche que marca el fin de la luz y el comienzo de la oscuridad. Esta noche los espíritus de los muertos caminan otra vez libres por la tierra. . .


He aquí el origen de la fiesta que, en países de herejes e idólatras, llaman Halloween y que, en tierras de buenos y viejos cristianos católicos, apostólicos y romanos, siguiendo el tercer mandamiento —Santificarás las fiestas.— han convertido en el Día de Difuntos o de Todos los Santos. Sabed pues, que cuando esta noche os disfracéis de zombies, o cuando mañana acudáis a postrar flores antes las tumbas de vuestros difuntos, estaréis haciendo honor a una tradición mucho más antigua de lo que a los cristianos, expertos en colonialismo cultural por plagio y asimilación, les gusta creer.


Tampoco les gusta hablar de Mitra, el dios traído a Europa desde Persia por los soldados romanos. Según cuentan, Mitra nació de una virgen. Se le adoraba en cuevas oscuras donde los iniciados sacrificaban toros y ofrecían presentes. Vírgenes, cuevas oscuras (pesebres sombríos), toros (vacas y bueyes). . . Esta historia me suena. Dicen además que en los templos te Mitra había una sola luz para guiar a los creyentes hasta el altar donde yacía la imagen del dios; pero a esa luz no la llamaban Estrella de Belén ni los devotos de Mitra eran tan ricos como para ofrendarle oro, incienso y mirra. Sabed que para iniciarse en los misterios de Mitra, los aspirantes debían pasar a través una muerte y resurrección rituales. Hay también quienes discrepan y cuenta que Mitra que no nació de una virgen, sino que nació adulto de un bloque roca sólida. Roca sólida como la del sepulcro sobre el que, según comenzaron a contar siglos después, resucitó el hombre-dios de los cristianos. Rocas, resurrecciones. . . Os dejo que vayáis atando cabos. Samain es una gran noche para atar cabos.


1 comentario:

  1. Desconocía esta historia y me ha gustado ver las similitudes que hay y que intentan que se olviden.

    Un saludo

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