lunes, 4 de mayo de 2009

Ser mamá




Dicen que no hay nada tan bonito como tener un hijo, que esa experiencia es irrepetible, pero yo no estoy tan segura: tan bonito como tener un hijo es repetir la experiencia por segunda vez: la misma emoción, el mismo deseo de llorar de alegría, la misma incertidumbre por no saber cuál será su futuro, la misma fragilidad cuando lo tomas en brazos. Ser madre ha sido maravilloso. Es aprender a ver la vida con otros ojos, con esperanza. Te preocupas por cosas que antes ni te pasaban por la mente, haces todo lo posible porque el mundo sea un lugar mejor, en el que tus hijos crezcan rodeados de amor, de belleza, de risas... El temor y la inseguridad que sientes de no estar haciéndolo bien. ¿Dónde están los límites? ¿Cuándo es demasiado cariño y cuándo es poco? Tantas preguntas y tan pocas respuestas. Y al final, es lo de menos, coges la mano de tus pequeños y caminas junto a ellos hacia el futuro, aprendiendo con ellos y de ellos. Miras al futuro llena de ilusión. Nunca pensé que se podría amar tanto.....

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